miércoles, 15 de diciembre de 2010

El Protocolo y la Empresa



Dentro del programa de los fantásticos cursos de verano que cada año organiza la Fundación Escuela Asturiana de Estudios Hispánicos, la primera semana del mes de agosto, se celebró el curso de Protocolo titulado “La Incidencia del Protocolo en los Actos de Naturaleza Empresarial”. Un privilegio, para los que durante tres días hemos podido disfrutar en “La Granda”, de la presencia de grandes profesionales en materia Protocolar en nuestro país.
El curso dirigido por el profesor de la Universidad de Oviedo D. Julio Carbajo, ha contado con la colaboración de profesionales del más alto nivel, para abordar con gran profundidad el tema  “La Incidencia del Protocolo en los Actos de Naturaleza Empresarial”.
Dieron comienzo las sesiones de trabajo, con una ponencia de lujo ofrecida por el maestro de maestros D. Felio Vilarrubias, titulada “La Transformación del Protocolo en una Sociedad Industrializada Dominada por el Poder Económico”, seguidamente y a lo largo de tres días disertaron sobre Protocolo y Empresa; D. Joaquín Martínez-Correcher, Embajador y Ex Jefe de Protocolo del Estado; D. Alfonso Jiménez Prado, Director de Relaciones Externas del Consejo Superior de Deportes; D. José Luis Peña, Director de Relaciones Internacionales del Círculo de Empresarios de Madrid; D. Alejo Arnaiz Marina, Asesor de Protocolo de la Presidencia del Gobierno; D. Gerardo Alonso, Jefe de Comunicación y Relaciones Externas de ArcelorMittal Asturias; D. Pablo Batllé Mercadé, Codirector de los Cursos de Protocolo de la Universidad de Oviedo y D. Javier Vallaure de Acha, Introductor de Embajadores.
Brillantes, todas y cada una de las ponencias sobre los no menos apasionantes temas abordados en las mismas, muchos asuntos abordados por los expertos durante estos días; con puntos de acuerdo unánime en los principios básicos del Protocolo y otros sobre los que se establecieron enriquecedores y nutridos debates, principalmente originados en la definición de la materia tratada; ¿Protocolo Empresarial? o ¿El Protocolo como herramienta al uso de la Empresa?.
Al margen de la definición, lo que es indiscutible es que no se trata de un tema banal. La transformación social unida, a los grandes cambios que ha experimentado el tejido empresarial en los últimos años, el crecimiento de las empresas y su expansión mundial, el notable poder de los empresarios y su presencia y participación cada vez mayor en la actividad pública; la unión de mercados, sociedades y culturas, obliga de manera indiscutible a la reflexión de todas y cada una de las acciones de las que forma parte el actor principal, la persona; con independencia de que su participación social y/o representación tenga carácter público o privado.
En pocos años, los cambios experimentados por la sociedad han sido tan grandes como rápidos en su implantación, la evolución de las nuevas tecnologías y la capacidad para acceder a las mismas por una gran parte de la población, el acceso a la información mundial de la que hoy disponemos, prácticamente en tiempo real; ha permitido que la empresa haya evolucionado en todas sus áreas. Sin embargo y quizá también como consecuencia y fruto de esos mismos cambios y aún cuando pueda parecer una ironía, la gran debilidad social y empresarial, se encuentra precisamente en lo que nuestros ancestros ya tenían, lamateria prima, “el ser humano”.
Durante estos días y en boca de quienes viven y han vivido momentos y situaciones de gran calado social y profesional, resulta cuando menos llamativo que planteen precisamente como gran dificultad para la consolidación empresarial, las relaciones sociales. A poco que analicemos la situación actual, parece una incongruencia detectar que en una sociedad cada vez más formada académicamente, con recursos inalcanzables o inexistentes para la mayoría, hace no demasiados años, tenga como resultado que las organizaciones estén formadas por personas altamente cualificadas, es decir cuenten con la aPtitud académica necesaria para el desarrollo de una profesión, pero carentes de aCtitud. A la par que somos capaces de organizar una reunión por videoconferencia con China, somos incapaces de escribir un correo electrónico correctamente o dar los buenos días; prueba de
que los valores que se han ido perdiendo en los últimos años como la urbanidad, la cortesía y el respeto.
Ahora bien, esta situación por real y cotidiana, sorprendentemente no está bien valorada por la mayoría, es decir; con independencia de nuestras actuaciones para con los demás, curiosamente todos valoramos, deseamos y demandamos un trato adecuado, para quienes se dirigen a nosotros. Además de la profesionalidad, nos importa la imagen de la empresa a quien demandamos servicios, nos molesta que no se dirijan a nosotros correctamente, que no nos dispensen una sonrisa y por supuesto, nos sentimos profundamente heridos cuando alguien no respeta nuestra procedencia, costumbre y cultura; es clara la diferencia entre lo que ofertamos y lo que demandamos.
Sería complicado plasmar todas las conclusiones extraídas de las interesantes sesiones de trabajo realizadas durante tres días, pero hay una frase que el profesor Vilarrubias recordó durante su intervención y que pertenece a Evelyn Lauder, vicepresidenta del grupo de cosméticos Estée Lauder, “El dinero va y viene, pero la ética, el carácter y la educación es lo que permanece”. La empresa que tenga eso lo tiene todo.